Un día antes del
fin del mundo.
Después de una
tentativa frustrada de hacer un viaje largo por el rio hoy finalmente tenemos
todo listo para ir. Incialmente solo Amid y yo, pero a ultima hora Amid llama a
Luna, un local que trabaja como guía de rafting y está aprendiendo a kayakear
también. La idea es hacer un recorrido
de unos 35 km desde el puente de sombrerillos hasta el puente de guacacayo en Pitalito,
debe tomar unas 5 horas.
Sin mucho afán,
el carro con 3 kayaks en el techo está listo a las 10 de la mañana cuando
partimos hasta el puente. La logística que tenemos planeada es ir en el carro
hasta el puente, dejarlo allí y después en el puente de guacacayo esperar una
camioneta que nos lleve hasta Pitalito y después hasta san Agustín.
El tigre listo para el rio |
La
información que tenemos es que pasan carros cada 20 minutos hacia Pitalito así
que vamos confiados.
Estamos con todo
listo a las 11 de la mañana para salir. Luna hace unas prácticas de roll antes
de salir, y según parece lo tiene bien afinado, por lo menos en aguas quietas,
porque en los rápidos tuvo que nadar 4 veces.
El día está
lindo, cielo azul y el agua fría pero nada insoportable, las chaquetas y el
neopreno cumplen su trabajo. Nuestro recorrido inicia por el trecho comercial
que ya había reconocido unos días atrás. Comenzamos con los rápidos mas
grandes.
Terminando la Calera |
Luna en la Calera |
Uno de los tantos huequitos |
El obispo que tiene unas olas de unos 2m, lo pasamos sin problema,
esta vez conseguí una línea mejor, un poco mas a la izquierda de la que tomé la
ultima vez donde me volteó y conseguí hacer el roll. En la Calera tampoco
tenemos problema, hay bastante agua y entramos por la izquierda para después terminar
haciendo un ferry a la derecha y evitar un hueco al que no queremos caer esta
vez. Vamos aprendiendo a mantener una posición hacia adelante al caer en los
huecos, lo que ayuda mucho para mantener la estabilidad. Así vamos pasando uno
a uno los rápidos, hasta que Luna cae en un hueco que no parece muy complicado
pero lo voltea, y aunque intenta hacer el roll que le había resultado fácil en
aguas tranquilas aquí ya no es tan efectivo y tiene que salir del kayak y
nadar. Yo estoy mas cerca e intento ayudarlo, pero vamos ya en dirección a un
piedra y una pequeña caída de agua.
El se suelta del kayak y yo me quedo con su
remo pasando por la derecha de la piedra. El pasa a la izquierda junto con el
kayak y entra al hueco desapareciendo por unos 3 segundos, hasta que sale
agarrado al kayak todavía. Afortunadamente Luna conoce bien el rio y se
mantiene tranquilo. Amid llega y arrastra el bote hasta un eddy donde nos
encontramos y dejamos todo listo para continuar el descenso. Aquí me doy cuenta
de la inexorabilidad de la corriente, hay que actuar muy rápido porque
invariablemente el río te lleva hacia lugares que a veces no quieres ir,
siempre atento y activo.
Rescate completo |
Terminamos el
recorrido comercial, son unos 11km hasta el puente de versalles, y continuamos
por terreno desconocido para mí. Ya llevamos una hora y media navegando y Luna
me cuenta de los rápidos que vienen. Hay uno en particular que es el estrechito,
un clase IV que según dice tiene su tumbao’.
Hay un rápido con unas olas grandes y Luna se voltea por segunda vez, y
tampoco consigue salir, otra vez la rutina del rescate, remador, remo y bote a
la orilla. Bebemos un poco de agua y continuamos. En el camino llegan otros ríos
al magdalena y uno de ellos de color amarillo que hace que el agua cambie de ahí
para abajo con su aporte de sedimentos, también el río va a aumentando su
volumen por lo que encontramos algunos rápidos con olas mas grandes que antes.
Águilas
pescadoras, patos de agua, garzas, martines pescadores y chulos aparecen
volando a nuestro a alrededor y continuando sus caminos así como nosotros. El
cielo comienza a tener unas cuantas nubes negras pero la lluvia no viene, de
cualquier forma el rio hace lo suyo para mantenernos mojados. Llegando a el
estrechito Luna visita otra vez el fondo del rio y aquí el rescate es un poco
mas complicado porque estamos muy cerca del rápido mas fuerte de este segundo
parte.
Luna en el agua y el estrechito llegando |
Yo recojo el remo y Luna como puede se encarama en unas piedras antes de
ser arrastrado por la corriente. El bote sigue su camino y no lo podemos asegurar
antes de entrar al rápido. Amid sale al rescate del bote mientras yo me quedo
arriba con Luna y el remo y evaluamos la situación. Amid consigue pasar el
rápido sin problema y ya tiene el bote asegurado en un Eddy, mientras que Luna
y yo vamos bajando caminando el rápido para encontrarnos con él. Ya el
cansancio comienza a afectarnos un poco, cualquier cosa que no esté bien
regulada en la silla del kayak o en el equipo hace daño o causa una pierna
dormida o con calambres.
El estrechito |
El rápido que casi se tiene que comer Luna por caerse un poco antes |
Seguimos el
camino y ya comenzamos a ver que el cañón del río se va abriendo y aparecen vacas y mas cultivos de
café, intercalados con guaduales y cachingos florecidos. Llegamos al puente de
guacacayo a las 4 de la tarde, después de 5 horas en el río Y comenzamos a
esperar confiados en que pasen carros cada 20 minutos. Después de dos horas todavía
no conseguimos un carro que nos lleve a Pitalito y comenzamos a sopesar las
opciones que tenemos en este lugar. Afortunadamente llega la esperada
camioneta, pero nos llevamos una sorpresa al ver que está totalmente con bultos
de café, sin embargo Amid divisa un espacio donde podríamos amarrar los kayaks,
colgados en la parte trasera sobre la tapa del platón.
Puente Guacacayo |
Malabares en moto |
Malabares en camioneta |
Afortunadamente el
conductor acepta llevarnos y amarramos los kayaks lo mejor que podemos. El
conductor nos dice que realmente en esa carretera no pasan carros con
frecuencia, sin embargo hasta las dos de la tarde si hay un concentración
mayor, por lo cual si se sale temprano de San Agustín fácilmente se
conseguiría volver usando este sistema de transporte público, eso si tendría que
tener suerte para no encontrar todos los carros llenos hasta el techo y
conseguir subir los botes.
El resto del
viaje transcurre sin sobresaltos y en San Agustín llegamos, cansados y con el
estómago vacío pero con los ojos y la mente llena de ríos y montañas.
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